



la tranquilidad de espíritu no se vende en ningún mostrador de ninguno de los milcienes de mostradores de nuestros cientos de centros comerciales.
Hoy parece que la felicidad, sobre todo la de épocas como las de estas fechas, o las de los fines de semana, pasan por entrar a una megasuperficie.
Bendito el que llena la cesta en la tienda de la esquina,
dichoso el que regala del pequeño comercio de barrio.
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