jueves, 7 de diciembre de 2006

sigue en el recuerdo





hasta hoy la pérdida que más había asociado a aquellos irrepetibles años, había sido la de Pedro Benavente. Con la de Gerardo Suárez, parece que más que una pérdida he sentido el tambaleo del reencuentro de hace un par de años, la sensación de la cercanía del latino "tempus is fugit".
Con él se ha ido algo, mucho de lo que dentro y fuera de la Unilaboral quedaba de sus años auténticos, esos de dependencia del Ministerio del Trabajo de Franco y la Transición.
No han podido ser más acertados y asertivos, los compañeros que han elegido la dedicatoria de la esquela y de la corona: "tus niños de la laboral". Eso fuimos, y en ello estamos, porque la mayoría no lo olvidamos.
Cosillas de la impronta que mamamos, paterita.

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