allá por los treinta teníamos la posibilidad que muchos otros malagueños no tenían:
un médico en el barrio.
Hoy, escenario vocero de grandes partiditas de dominó y cartas,
refugio "masculino" de hogares no asumidos,
biblioteca poco frecuentada, abierta dos ratitos de lunes a viernes,
refugio de santainesinos varios, colonieros quedan
que dejan ver la tele para usar los ojos en otra cosilla,
patio para fiestas,
que no todos son macdonals y bolas.
No hay comentarios:
Publicar un comentario